Cuando el perro es un cachorrito, si podemos y tenemos la oportunidad de ver cómo interactúa con su madre, veremos que ella buena parte del tiempo los entretiene a base de golpecitos con el hocico o bien los lame, esto último les agrada mucho y aparte contribuye a canalizar su energía y aprender algo fundamental, el juego.
Será a través de este por donde los cachorros tomarán conciencia del mundoque les rodea, se relacionará con otros de su especie y les valdrá para aprender los límites, las normas de convivencia y la educación.
Si se aísla y no se lo permite esta actividad, estaremos haciendo un buen caldo de cultivo para que nuestro perro sea en el futuro un adulto problemático con serias dificultades sociales y frustraciones que nos darán más de un dolor de cabeza.
Por otra parte cuando llegan al nuevo hogar, veremos las ganas de jugar y lo incansables que son. Es aquí donde deberemos plantearnos varias cuestiones.
En un primer momento valoraremos la personalidad del recién llegado, la cual deberemos reforzar en algunos puntos y suavizar en otros, de acuerdo o en consonancia al tipo de juego o juguetes que tengamos pensado usar con ellos.
Es una parte fundamental de la educación del perro es enfocar correctamente esta actividad y los resultados pueden ser muy beneficiosos, pero hoy en día tenemos tantos juguetes en el mercado que hacer una buena elección puede resultar algo complicado ya que no todos son tan inofensivos como parecen.
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